Descubre la extraña fruta que podría llegar a ser tan popular como las fresas
El tomatillo ha sido utilizado por científicos como un experimento para ilustrar la rapidez con que la edición del genoma CRISPR puede acelerar la domesticación de las plantas silvestres
El nombre de esta fruta inusual no es tan apetecible (tomatillo), pero con la ayuda de los científicos podría convertirse en un producto básico de supermercado muy pronto.
Los científicos han utilizado esta fruta como un experimento para demostrar lo rápido que la edición del genoma CRISPR puede acelerar la domesticación de las plantas silvestres.
El tomatillo, también conocido como cerezas de cáscara, es originaria de América Central y del Sur, por lo que habría tardado mucho tiempo en ser aceptado dentro de la agricultura corriente principal sin la ayuda de los científicos. Esto se debe principalmente a que es difícil de cultivar y la fruta cae esporádicamente al suelo de la vid, a menudo justo antes de que esté madura, lo que dificulta su cultivo a mayor escala.
Ajustar estas deficiencias a través de la domesticación tradicional de las plantas llevaría décadas, si no siglos o más, razón por la cual se ha decidido acelerar el proceso a través del CRISPR.
“Creo firmemente que, con el enfoque correcto, el tomatillo podría convertirse en un importante cultivo de bayas”, dice el investigador principal y científico vegetal Zachary Lippman del Laboratorio Cold Spring Harbor.
“Creo que ahora estamos en un lugar donde la tecnología nos permite llegar”.
Con los investigadores del Instituto Médico Howard Hughes y del Instituto Boyce Thompson, Lippman secuenció parte del genoma de la fruta y usó CRISPR para manipular sus genes – suena bastante ciencia ficción, ¿no?
Al hacerlo, lograron influir en una hormona que regula la floración, alentando a la planta a ser más compacta y producir frutos en racimos en lugar de individualmente.
“Esta es una prueba bastante buena de que con la edición de genes se puede pensar en traer otras plantas silvestres o cultivos huérfanos a la producción agrícola”, dice Lippman.
“Cuantas más flechas tengamos en nuestra aljaba para atender las necesidades agrícolas en el futuro, mejor estaremos”.
Fuente: sciencealert.com