La alta temperatura que se registró el martes en Arizona fue tan severa que mantuvo aviones en tierra

Se pensó que Phoenix alcanzó la temperatura de 120 grados Fahrenheit, siendo cercano a un récord para la ciudad desierto, mientras que también fue lo suficientemente caliente como para que los pequeños aviones no pudieran generar la altura suficiente para volar. Hasta ahora, Phoenix y otras ciudades han experimentado situaciones similares, pero únicamente rara vez, al menos por ahora.

Afortunadamente, los pasajeros que estuvieron atrapados en la tierra tuvieron la oportunidad de sentar dentro de una terminal con aire acondicionado. Sin embargo, en otras partes del mundo donde las temperaturas se esperan a subir más de los 100 grados este verano, se espera que las olas de calor resulten en consecuencias más mortales.

En el momento, un tercio de la población mundial experimenta más de 20 días de calor mortal al año. Desafortunadamente, se espera que este número suba al menos por un 50% para el 2100. Además, si las emisiones de carbono continúan sin cesar, peligrosas olas de calor podrían pegar a tres cuartos de la población global.

Investigadores toman un vistazo cercano a las olas de calor de 1980 hasta 2014 y descubrieron un umbral pasado el cual sugiere que las condiciones de calor y humedad pueden llevar a la muerte. Al combinar sus descubrimientos con los hallazgos de las predicciones climáticas de los siguientes 80 años, dicen que las muertes relacionados con el calor se volverán más comunes.

Por ejemplo, una semana de temperaturas tremendamente altas en Julio de 1995 mató alrededor de 700 personas en Chicago. Sin embargo, los eventos recientes fueron más trágicos: la ola de calor europea del 2003 mató y estimó a 20,000 personas alrededor del continente, aunque el número podría ser tan alto como 70,000. Además, en 2010, el calor en Rusia mató a 10,000 personas, mayormente debido a la contaminación del aire que resultó en incendios forestales.

Otro factor importante que se debe considerar es la humedad. Cuando el aire está saturado con agua, nuestro calor no se seca tan rápido, lo cual le roba a nuestro cuerpo la fuente primaria de disipación de calor. Tan pronto como la humedad alcance el 1005 debajo de 100 grados, puede ser mortal.

Añadiendo esto a su análisis, los investigadores estiman que muchas áreas alrededor del ecuador podrían ver temperaturas mortales casi constantes para el 2100.