¿Por qué aún somos capaces de beber leche?
Al principio los humanos no eran capaces de digerir la leche animal, pero más tarde muchas poblaciones evolucionaron para poder tolerar los productos lácteos
A pesar de que en los últimos años han aparecido muchas “leches” alternativas hechas de plantas como la soya o las almendras, no han sido capaces de reemplazar completamente la leche. Si bien pueden ser más adecuados para veganos o personas que son intolerantes o alérgicas a la leche, existen algunos beneficios nutricionales específicos como la grasa, las proteínas, el azúcar y los micronutrientes como el calcio y la vitamina D que sólo se pueden encontrar en los lácteos y que no pueden ser imitados, según dicen los investigadores.
Algunas personas consideran que la leche debe ser consumida sólo por los bebés, y que no debemos tomar leche de vaca debido al hecho de que la hacen las vacas para alimentar a sus crías. Sin embargo, los humanos la han estado bebiendo durante miles de años y aunque hay varias opciones modernas disponibles, no parece que nos detendremos pronto.
La leche no es solo para los bebés
Es cierto que en algunas partes del mundo beber leche es más popular que en otras, es decir, principalmente porque comenzó a convertirse en un hábito para los primeros agricultores y pastores en Europa occidental que vivían con animales domesticados, incluidas las vacas. Es por eso que hoy en día, beber leche es una práctica común en el norte de Europa, América del Norte y en muchos otros lugares. Mientras que, en otros lugares, como China, recientemente se ha vuelto más popular. En el año 2000, hubo una campaña nacional en China que alentaba a las personas a consumir más leche y productos lácteos por razones de salud.
La leche contiene lactosa, que es un tipo de azúcar diferente al que se encuentra en las frutas y otros alimentos dulces. Nuestro cuerpo produce una enzima llamada lactasa que nos ayuda a digerir la lactosa en la leche, ocurre cuando somos bebés, pero después de ser destetados en la infancia temprana, para muchas personas esta se deja de producir, es por eso que sin lactasa no podemos digerir correctamente la lactosa en la leche. Por lo tanto, muchas personas son intolerantes a la lactosa y después de tomar leche pueden experimentar hinchazón, flatulencia, calambres o incluso diarrea.
Sin embargo, a lo largo de los años de evolución, algunas personas comenzaron a mantener sus enzimas de lactasa activas en la edad adulta. Esto comenzó a suceder en el sur de Europa hace unos 5000 años, y más tarde en Europa central hace unos 3000 años. Esto se llama persistencia de la lactasa y les permite beber leche sin efectos secundarios, siendo el resultado de mutaciones en una sección del ADN que controla la actividad del gen de la lactasa. Esto es hoy en día bastante común en el norte de Europa y en algunas poblaciones en África y Medio Oriente. Mientras tanto, es poco común en Asia y América del Sur, así como para la mayoría de los africanos.
Las personas no persistentes de lactasa pueden tomar leche en pequeñas cantidades, así como consumir mantequilla, yogur, crema o queso, ya que tienen una menor cantidad de lactosa debido a su procesamiento. La historia muestra que las personas realmente han estado haciendo y comiendo queso más tiempo que tomando leche. En Europa, la gente hacía queso desde hace 6-7000 años, esto es mucho antes de que la persistencia de la lactasa se hiciera común en los europeos.
Sin embargo, la leche sigue siendo la primera solución para la mayoría de las personas. Toda la publicidad y las tendencias modernas que tienen las leches alternativas no harán mella en el apetito mundial por la leche, al menos durante la próxima década. Además, los especialistas indicaron en una nueva dieta de salud planetaria destinada a maximizar la salud y minimizar nuestro impacto en el medio ambiente, que aunque deberíamos reducir la carne y otros productos de origen animal, todavía se recomienda un vaso de leche por día.
Fuente: bbc.com